14 Abril 2025

Evangelio
Juan 12, 1-11

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó entonces una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y la casa se llenó con la fragancia del perfume.

Raising of Lazarus, Jan Wydra, Public Domain

Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregar a Jesús, exclamó: “¿Por qué no se ha vendido ese perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?” Esto lo dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que echaban en ella.

Entonces dijo Jesús: “Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán”.

Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí, acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos se separaban y creían en Jesús.


Reflexión
Melody Padilla ’25
Campus Ministry Anchor Intern


Soy la más chiquita en mi familia, (también puedes decir la más chiquida), y se nota en mi inhabilidad de compartir. Mi hermana, siendo la mayor, es completamente la opuesta. Ella siempre ha podido compartir lo que tiene con los demás. Mis papás han comentado mi mal comportamiento y me han dicho “No hay necesidad de ser coda cuando Dios te ha dado una abundancia.”

Cuando empecé a leer el evangelio de hoy, mire a mi hermana en el ejemplo de Maria. Maria hace un acto de generosidad a Jesus, porque quiere al Señor con toda su alma. Mi hermana sabe cómo apreciar el tiempo que tiene con una persona, y como ser generosa con lo que tiene. Ella da todo lo que tiene en con quién está. Si está con su amiga, regala la ropa que tiene puesta. Conmigo, ella me ha dado todo lo que he pedido.

A veces, cada uno de nosotros podemos ser como Judas Iscariote, especialmente yo. Juzgamos a los demás como deciden compartir o pasar su tiempo. Pero, tenemos la oportunidad para aprender del ejemplo de María, y las Marías en nuestras vidas, para reconocer cómo Dios nos ha dado una abundancia tan grande, es bonito compartir eso, y de apreciar el tiempo que tenemos con cada persona que nos encontramos.